Las empresas tecnológicas no proporcionan 5G como un servicio público, sino como un nuevo nicho de mercado productivista que potencia un hiperconsumismo tecnológico que no atiende a la crisis ecosocial y climática actual. Aunque se presenta el 5G como la solución de la industria inalámbrica para nuestro creciente consumo de datos, diferentes técnicos como el investigador senior de Huawei, H. Anthony Chan, (1) argumentan que la supervivencia propia de la empresa (entendida como el mantenimiento de un crecimiento persistente de sus beneficios) está en que la gente compre nuevos teléfonos y dispositivos interconectados, lo cual no garantizarían con la tecnología basada en el cable.
Lejos de mejorar las condiciones sociales de la comunidad, el 5G potencia nuevas necesidades y la dependencia tecnológica introduciendo en nuestra vida cotidiana millones de dispositivos inalámbricos interconectados (móviles, ropa, pañales, electrodomésticos, relojes, persianas, etc.). ¿La felicidad de nuestras vidas reside en la acumulación interminable de objetos conectados? (2)
La implementación global de los servicios y tecnología 5G (elitistas, exclusivos, dispositivos más nuevos y más caros -teléfonos de alta gama-), lejos de reducir la brecha digital y social, la aumentaría, en detrimento de extender otras tecnologías biocompatibles (igual o más rápidas y más seguras, como la fibra óptica), y de otros modelos de consumo, como las redes comunitarias. El Defensor del Pueblo francés (3) ya constató la perdida de derechos de sectores significativos de la población en el proceso forzado de digitalización, y numerosos alcaldes y alcaldesas, diputadas y diputados franceses llamaron a una moratoria del 5G (4), incluyendo entre los motivos la agudización de la brecha digital y social que plantea su despliegue.
La fuerte inversión pública requerida por los operadores para el despliegue del 5G (5), lejos de ser una elección tecnológica neutra, iría en detrimento de atender la crisis sanitaria, social, de cuidados, climática, ecológica y económica que ponga la vida en el centro y no los beneficios de las grandes empresas.
NOTAS
1. “Cuando se le preguntó sobre la motivación que impulsa el 5G en una reunión de diciembre de 2016 del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE), el respetado experto de la industria e investigador senior de Huawei, H. Anthony Chan, dijo: «…si la tecnología no cambia, la compañía morirá … se trata de más trabajos … ingeniería y fabricación … La gente debe comprar un nuevo teléfono». ¿Cuántos aparatos inalámbricos, sensores, etc. podrían conectarse igualmente por cable?”. Mitos y realidades de la tecnología 5G de Gwyneth Morgan en cambio16.com .
2. “El 5G ya está aquí para solucionarlos la vida” de Alf Flaquer (Revista Ecohabitar nº 65 Primavera 2020) en ecohabitar.org.
3. El Defensor del Pueblo francés, en su dictamen de 2019, “Desmaterialización y desigualdades en el acceso a los servicios públicos”, constata que el cambio a todo lo digital ha ido acompañado, de una merma en el acceso a los derechos. Ver en su sitio web defenseurdesdroits.fr
4. “5G, numérique, nous voulons un débat démocratique”: Sobre 40 alcaldes y alcaldesas, así como de 30 diputadas y diputados de diferentes formaciones políticas francesas, solicitaron en septiembre de 2010 una Moratoria do 5G, (ya demandada por la Convención Ciudadana por el Clima de Francia), ante la ausencia de un debate democrático y descentralizado, en una cuestión que afecta a cuestiones de salud, climáticas y a los derechos democráticos de la ciudadanía. Ver petición en change.org
5. El 5G es inviable sin subvenciones millonarias:
«Vodaphone España pide más de 2.000 millones de los fondos europeos para el despliegue del 5G. Hay que dedicar el 10% de los fondos europeos a dar un salto cuántico en la transformación digital del país». Santiago Millán Alonso en cincodias.elpais.es.
«Con cifras tan elevadas en juego los análisis coste–beneficio están muy sesgados por quienes optan a las subvenciones”. Mitos y realidades de la tecnología 5G de Gwyneth Morgan en cambio16.com