1.- Antecedentes normativos
– La Ordenanza sobre la protección contra los campos electromagnéticos adoptada por el Ministerio de Salud y Bienestar Social de la República de Croacia establece límites, para los CEM de 50 Hz, a 40 μT en áreas de mayor sensibilidad: zonas residenciales donde las personas pueden permanecer las 24 horas del día, escuelas, centros preescolares, centros de la tercera edad, hospitales, instalaciones de alojamiento turístico, parques infantiles, y aquellas parcelas no construidas planificadas urbanísticamente para alguno de estos usos. (Fuente www.emfs.info 2015).
Este límite precaucionista, que atiende a la exposición mantenida en el tiempo (a medio y largo plazo), cuestiona la capacidad de protección del valor límite 100 µT de la Recomendación del Consejo Europeo 1999/519/EC, por estar basado en el criterio del ICNIRP de 1998, que contempló solo los efectos a “corto plazo”, es decir, solo los efectos inmediatos en la salud tales como la estimulación de los músculos y nervios periféricos o las descargas y quemaduras causadas por el contacto con objetos conductores.
2.- Posicionamientos científicos precaucionistas:
Ivancica Trosic, Ph.D., asesora científica en el antiguo Instituto de Investigación Médica y Salud Ocupacional de Zagreb, del 13 de mayo de 1976 a 1 de enero de 2016 (ver publicaciones de sus investigaciones en revistas científicas), firmó, entre otros llamamientos internacionales, el International EMF Scientist appeal (ver en castellano y otros idiomas) de 2015, llamamiento internacional a las Naciones Unidas y a la OMS firmado por más de 250 científicos expertos en bioelectromagnetismo de 41 naciones (que han escrito más de 2.000 artículos revisados entre pares), donde apelan hacer frente a la «crisis emergente de salud pública» relacionada con los teléfonos móviles y otros dispositivos inalámbricos. “Numerosas publicaciones científicas recientes han demostrado que los CEM afectan a los organismos vivos a niveles muy por debajo de la mayoría de las directrices internacionales y nacionales. Los efectos incluyen el aumento de riesgo de cáncer, el estrés celular, el aumento de radicales libres dañinos, daños genéticos, cambios estructurales y funcionales del sistema reproductor, déficits en el aprendizaje y la memoria, trastornos neurológicos y efectos negativos en el bienestar general de los seres humanos. El daño va más allá de la especie humana, ya que cada vez hay más evidencia de efectos nocivos tanto para las plantas como para los animales”. Indican que «las directrices de la ICNIRP no cubren la exposición a largo plazo y los efectos de baja intensidad”, siendo «insuficientes para proteger la salud pública”. Además de un “comité multidisciplinar independiente”, transparente, imparcial y sin sesgos de la industria para explorar alternativas que reduzcan la exposición humana, solicitan:
- La protección de niños y mujeres embarazadas; endurecer de las directrices y normas reguladoras; que los fabricantes desarrollen una tecnología más segura y a los SS. públicos responsables a asegurar una adecuada calidad y cableado eléctrico adecuado para minimizar la dañina corriente de tierra; garantizar al público una información adecuada sobre los posibles riesgos para la salud de los CEM y las estrategias de reducción de daños; educar a los profesionales de la salud acerca de los efectos biológicos de los CEM y proporcionarles la formación necesaria para el tratamiento de los pacientes con sensibilidad electromagnética; exhortar a los gobiernos a proporcionar formación y asignar fondos para una investigación sobre los CEM y la salud que sea independiente de la industria (instando a la industria a cooperar con los investigadores), que los medios de comunicación den a conocer las relaciones financieras de los expertos con la industria al citar sus opiniones sobre los CEM; y establecer zonas blancas libres de radiación.