♦ A medida que aumenta rápidamente el empleo de los dispositivos y servicios de las TICs, también lo hace nuestra demanda de energía para la fabricación de estos dispositivos y de la electricidad para alimentarlos, incrementando las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y otros contaminantes responsables del calentamiento global. Lejos de ser “inmaterial” o alternativa al calentamiento global, la huella ecológica de la economía digital alcanza su cénit con el 5G.
El proceso de digitalización, robotización, computarización, inteligencia artificial y Big Data, de la 4ª revolución industrial, comprende los elementos de la tecnología 5G (satélites, antenas, terminales) como facilitador del previsto aumento exponencial de objetos conectados del denominado internet de las cosas (proyecciones de 1.000.000 de dispositivos conectados por km2). Este nuevo y severo incremento de la huella digital por el uso de materiales va en paralelo a las previsiones del también aumento exponencial del tráfico de datos, con demandas energéticas digitales que multiplicarían las de las TICs convencionales, y aumentarían “drásticamente las emisiones globales de gases invernadero más allá de las proyecciones” de los estudios hoy conocidos, es decir superando, algunas previsiones que consideraban en un 14% las emisiones globales de gases de efecto invernadero en 2040, debidas solo a las TICs convencionales. (1)
♦ Recientes análisis de las propias empresas tecnológicas, ya incluyen y recogen previsiones de dicho incremento energético del 5G significativamente más intensivo aún que las generaciones anteriores de conectividad inalámbrica (2): Hugues Ferreboeuf (The Shift Project), confirma el consenso existente de que los equipos 5G consumen 3 veces más que los equipos 4G y que agregar equipos 5G a las redes existentes duplicará el consumo del sitio. Por otro lado el 5G necesitará 3 veces más sitios que el 4G, multiplicando de 2,5 a 3 el consumo de energía de los operadores móviles en los próximos 5 años, a lo que habrá que sumar la energía necesaria para la fabricación de los elementos de red, y sobre todo para la producción de los miles de millones de terminales y objetos conectados (3 veces más que la energía operativa de las redes, excluidos los centros de datos), incluyendo la energía de la fabricación de los nuevos smartphones 5g por la aceleración del reemplazo de los teléfonos ya existentes (obsolescencia tecnológica). Huawei, prevé que China duplique el ya elevado consumo total de energía de las redes de telecomunicaciones, cuando implemente su red 5G, aumentando sus emisiones de carbono anuales a 27,2 mil millones de kg. En todo caso, estos incrementos (que en alguna localidad China se intenta contrarrestar apagando las antenas 5G por la noche), no podrían paliarse con un uso de energía 100% renovable (como proponen Google o E.ON) sin traspasar “los límites biofísicos del planeta”, según distintas previsiones, como las del Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid (3).
♦ Según el think-tank francés The Shift Project, si maratones en Netflix o tutoriales en Youtube podrían superar la huella de carbono de la industria de la aviación, y el uso global de vídeos en un año supón más de 300 millones de toneladas de CO2 (2018), la misma cantidad que se consume en España en un año, la tecnología del 5G provocará un crecimiento exponencial del impacto de la tecnología digital con sus nuevos usos multimedia inalámbricos, como el streaming de vídeo HD y de videojuegos, y la realidad virtual (mayor densidad, mayor energía).(4)
♦ El Alto Consejo para el Clima de Francia alerta, en 2020, del aumento significativo de las emisiones de gases de efecto invernadero con el despliegue del 5G. La Convención Ciudadana por el Clima, organismo francés de carácter consultivo y representativo, propuso en el mismo año, «establecer una moratoria sobre la implementación del 5G en espera de los resultados de la evaluación de 5G sobre salud y clima». El Eurobarómetro de 2019 constata que el 93% de la ciudadanía de la UE considera que el cambio climático es un problema grave y un 92% de los encuestados (y más de ocho de cada diez en cada Estado miembro) están de acuerdo en que las emisiones de gases de efecto invernadero deben reducirse al mínimo. (5)
♦ En esta línea, el despliegue del 5G no atendería los objetivos y compromisos firmados por los gobiernos en el marco de los Acuerdos de París, para reducir las emisiones y el efecto invernadero sobre el cambio climático, así como los marcados en el ámbito municipal, por la Red Española de ciudades por el clima y por la declaración presentada por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) en la Cumbre del Clima (COP25) de 2019 en Madrid. (6)
♦ El estudio del Departamento de Medios Digitales, Cultura, Medios de Comunicación y Deportes (DCMS) de Reino Unido (2018), demuestra el impacto de los árboles en la propagación de las radiofrecuencias del 5G y el conflicto y antagonismo existente entre las ciudades arboladas y el despliegue urbano del 5G. (7)
NOTAS
1. Ya en 2013, el Centro para la eficiencia energética de las Telecomunicaciones (CEET) de Bell Labs y la Universidad de Melbourne (en unimelb.edu.au), calculó y alertó de un incremento de 460% del consumo de la nube inalámbrica entre 2012 (9.2 TWh) y 2015 (hasta 43 TWh), estimando un aumento de la huella de carbono de 6 megatones de CO2 en 2012, a 30 megatones de CO2 en 2015, equivalente a agregar 4.9 millones de vehículos al tránsito en las rutas.
Cisco Mobile Visual Networking Index (VNI) pronostica un aumento de 7 veces en el tráfico mundial de datos móviles entre 2016 y 2021. El número total de teléfonos inteligentes (incluyendo tablets) superará el 50% de los dispositivos y conexiones mundiales (6.2 mil millones), frente a los 3.6 mil millones en 2016. Según otras fuentes el número de dispositivos conectados crecerá un 23% al año hasta el 2021 alcanzado los 16.000 millones en el mundo y los 75.440 en el 2025. (fuente: “Informe Mobile en España y en el Mundo 2020” de Ditrendia)
Previsiones de consumo de energía mundial proveniente de las TICs (que aumentó casi un 10% anual entre 20152020), publicadas en 2017 y 2018 (Huawei Technologies, McMaster University de Canada), indican que se doblarían de un 10% en 2020 a un 20% en 2025-.
Ver: “La tecnología digital funciona con carbón” de Sébastien Broca en Le Monde Diplomatique (mondiplo.com), “O consumo da economía desmaterializada” de Manuel Casal Lodeiro en elsaltodiario.com, “Una reflexión más en torno al 5G y los retos de nuestra organización social” Antonio Aretxabala en antonioaretxabala.blogspot.com, “Costes y restricciones ecológicas al capitalismo digital” José Bellver en fuhem.es, “Dynamic Energy Return on Energy Investment (EROI) and Material Requirements in Scenarios of Global Transition to Renewable Energies” de Iñigo Capellán-Pérez, Carlos de Castro, y Luis Javier Miguel González (Energy Strategy Reviews 26, noviembre de 2019) en doi.org, “La Transición Renovable durante el Colapso” de Carlos de Castro Carranza (2017) en 15–1515.org, “Minimum Technical Performance Requirements for IMT-2020 radio interface(s)” de Eiman Mohyeldin (ITUR Workshop on IMT-2020 terrestrial radio interfaces) en itu.int.
2. Ver “Faut-il faire la 5G?”, tribuna en Le Monde (09.01.20) de Hugues Ferreboeuf (Directeur del proyecto «sobriété numérique» en The Shift Project), recogiendo los consensos actuales, en jancovici.com. Ver estudios (y menciones de los mismos) publicados en 2019 y 2020: el estudio de la Universidad RWTH Aachen y E.ON Energy Research Center de 2019, sobre el “Consumo adicional de energía en los centros de datos tras la introducción del estándar 5G” de 2019: esperan un incremento de hasta un “20% en los centros de datos” alemanes al aplicar el protocolo 5g (que se sumaría al aumento de la creciente demanda de electricidad de los mismos); el informe de Erickson de marzo de 2020: donde Erik Ekudden (vicepresidente senior, director de tecnología y jefe de tecnología de funciones grupales en Ericsson) reconoce en su prólogo que «el consumo de energía aumentará drásticamente si se implementa 5G” y que «algunos proveedores de servicios de comunicaciones incluso han estimado una duplicación de su consumo de energía …”; “Una guía práctica para facilitar las implementaciones de la red 5G” de Vertiv 5: “El cambio a la red 5G podría aumentar el consumo energético total de la red entre un 150 y un 170% para el año 2026, con los mayores aumentos en las áreas de centros de datos macro, de nodos y de redes”); las previsiones de Huawei según informe de 2020 (huawei.com): ”El crecimiento del consumo de energía por las redes 5G provocará un crecimiento en el consumo de energía en general. En China, por ejemplo, el consumo total de energía de las redes de telecomunicaciones supera los 50 mil millones de kWh. Una vez que se implementen las redes 5G, el consumo de energía de las redes de telecomunicaciones en China superará un estimado de 100 mil millones de kWh, generando emisiones de carbono anuales de 27,2 mil millones de kg.”. Por su parte el operador de China Unicom en Luoyang (según recoge South China Morning Post en agosto de 2020), para compensar el mayor aumento de energía de sus antenas base 5G decidió apagarlas por la noche, con el objetivo de reducir los costos de electricidad de la ciudad de Luoyang pero también los costos de mantenimiento de las antenas.
3. Como proponen Google, E.ON, …: Ver artículo de Íñigo Capellán Pérez, investigador, y Carlos de Castro, profesor (Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid) en el nº 102 de la Revista Ecologista. “Las plantas de generación de energías renovables son capaces de generar electricidad y calor con mucho menores niveles de emisiones de efecto invernadero en comparación con las fósiles, pero no están libres de impactos ambientales y siguen sujetas a los límites biofísicos del planeta. Así, tener en cuenta la dimensión material aporta otro argumento más para que la transición energética se produzca en un escenario de decrecimiento material: el diseño de políticas de transición energética debería de tener como un objetivo básico asegurar el bienestar de la población minimizando el consumo de energía”. Ver también: “A consecuencia do futuro ‘100% renovable’ da que non queren falar” de Manuel Casal Lodeiro en elsaltodiario.com.
4. El impacto de las tecnologías de comunicaciones en las emisiones del cambio climático es fundamental. El proceso de producción de los dispositivos e infraestructuras de telecomunicaciones, su transporte y ubicación y el consumo energético de su funcionamiento generan emisiones de gases de efecto invernadero y consecuentemente un impacto significativo en el cambio climático. La participación de lo digital en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) se ha incrementado del 2,5% en 2013 a un 4% en 2020 de las emisiones globales totales. También se doblarían los Gases de Efecto Invernadero (GEI), de un 4% en 2020 al 8% en 2025, porcentaje actual debido a los automóviles, alcanzando el 14% de los GEI en 2040. Las emisiones digitales de CO2 han aumentado desde 2013 en alrededor de 450 millones de toneladas en los países de la OCDE (ver The Shift Projet incluido Déployer la sobriété numérique de Octubre de 2020– y Assessing ICT global emissions footprint: Trends to 2040 & recommendations). A escala mundial, la fabricación de terminales de usuario representa de 2/3 a 3/4 de los impactos ambientales de la tecnología digital a nivel mundial, incluido el 39% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2019 (ver “Empreinte environnementale du numérique mundial”, GreenIT.fr, octubre de 2019). Ver también: “Clicking Clean: Who Is Winning the Race to Build a Green Internet?” de Gary Cook et al. (2017) en greenpeace.org.
5. Ver documento “Maîtriser l’impact carbone de la 5G” del Alto Consejo por el Clima de Francia en hautconseilclimat.fr, y síntesis del mismo en lesnumeriques.com. Ver propuestas de la Convention Citoyenne pour le Climat, presentadas en 2020, relativas a reducir el impacto ambiental de la digitalización en (https://web.archive.org/web/20210509101924/https://propositions.conventioncitoyennepourleclimat.fr/). Ver resultados del Eurobarómetro de 2019, “Apoyo de los ciudadanos a la acción por el clima” en https://ec.europa.eu/clima/citizens/support_es
6. El 28 de noviembre de 2016 la Alianza por el Clima y la Red Española de Ciudades por el Clima (RECC) firmaron un convenio de colaboración para desarrollar medidas sobre el cambio climático.
7. Ver extractos del estudio “El efecto del entorno construido y el natural sobre las radiofrecuencias milimétricas” del Departamento de Medios Digitales, Cultura, Medios de Comunicación y Deportes (DCMS) de Reino Unido (2018). Ver documento original en inglés.