Mayor vulnerabilidad infanto-juvenil a la tecnología inalámbrica y a las pantallas en general
«Los niños tienen ‘ventanas de susceptibilidad’ a las amenazas ambientales. Se trata de periodos específicos de su desarrollo en los que el efecto de un agente químico, físico o biológico es importante y puede provocar resultados adversos para la salud». OMS, 2003.
Si la OMS, desde hace décadas considera a niñas y niños (y a los fetos) más vulnerables a la contaminación ambiental, en el ámbito de las radiofrecuencias encontramos un fuerte consenso en que cualquier efecto potencial de la exposición, increscendo exponencialmente en esta franja de población, será mucho mayor y más grave que para una persona adulta, por las siguientes razones:
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MAYOR PENETRACIÓN CRANEAL: MAYOR ENERGÍA ABSORBIDA / CUERPO MÁS PEQUEÑO
La absorción de la radiación electromagnética del cerebro infantil es mucho mayor que en personas adultas, por razones morfológicas obvias: huesos craneales más delgados y un cerebro de menor tamaño y con mayor proporción de líquidos (mayor conductividad).
La profundidad de absorción de la radiación del teléfono móvil en el cerebro es mayor para niñas y niños de 5 años, penetrando mucho más allá del cerebro medio. Para niñas y niños de 10 años, la penetración de la radiación es menor, pero aún más allá del cerebro medio, y para el adulto, la penetración es mucho menor, y termina mucho antes del cerebro medio (Gandhi et al., 1996).
El estudio de Christ et al. (2010) detalla la dependencia de la edad de las propiedades eléctricas del cerebro, concluyendo que:
- «La exposición de regiones del interior del cerebro de niños pequeños (por ejemplo, hipocampo hipotálamo, etc.) puede ser superior en más de 2 dB – 5 dB [1,6 – 3,2 veces] en en comparación con los adultos».
- «La exposición de la médula ósea de los niños puede superar la de los adultos en aproximadamente un factor de 10. Esto se debe a la fuerte disminución de la conductividad eléctrica de este tejido con la edad».
- «La exposición de los ojos de los niños es superior a la de los adultos».
- «Debido a las diferencias en su posición con respecto al oído, las regiones cerebrales cercanas a la superficie pueden mostrar grandes diferencias de exposición entre adultos y niños. El cerebelo de los niños puede mostrar una tasa de absorción específica espacial máxima (psSAR) superior a más de 4 dB [2,5 veces] superior a la exposición local del córtex de los adultos».
Esta situación se ve agravada por:
◊ La valoración de la Tasa de Absorción Específica (TAS -SAR en inglés-), está basada en modelos de adultos [ya de por si, superiores a la media estándar], que no atienden a las características propias de la infancia, más expuesta a las radiofrecuencias que los adultos (en particular el cerebro), pudiendo sobrepasar la referencia legal en un 40% de la exposición total corporal. (ANSES 2016).
Desde hace más de un década, diferentes personas expertas e investigadoras en este ámbito, denuncian dichos modelos de valoración de la TAS por no atender a los diferentes modelos reales de la población, especialmente en la infancia. Asi mismo solicitaron que «el establecimiento de normas no debe ser competencia de organismos no gubernamentales que no rinden cuentas, como la ICNIRP, que ha sido financiada en gran medida por la industria, sino que debe ser llevado a cabo por organismos gubernamentales responsables ante el público o por expertos independientes responsables ante los gobiernos». (Ghandi et all, 2012)
◊ Prácticamente 9 de cada 10 teléfonos móviles, en su contacto con el cuerpo, incumplen la ley (sobrepasan los límites legales de su TAS), según las mediciones realizadas por la Agencia Nacional de las Frecuencias (ANFR) de Francia en 2015, así como constatan que un 25% de los mismos no señalan la distancia mínima de uso a la que están obligados a especificar. (ANSES 2016). Este incumplimiento legal somete a niñas y niños a otro factor de penetración extra de la radiación a radiofrecuencias.
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ÓRGANOS Y SISTEMA DEFENSIVO EN DESARROLLO
El cerebro comienza a desarrollarse dentro de las cuatro semanas posteriores a la concepción. Si la mujer embarazada se expone a la radiación, entonces el feto no se puede proteger y también se expone.
El cerebro de fetos, niñas y niños está en constante programación y desarrollo.
Los sistemas reproductivos, inmunológicos y otros también se encuentran en la fase de programación y desarrollo.
Sus células proliferan más rápidamente y, como resultado, son más vulnerables a cualquier daño genético que pueda causar las radiofrecuencias.
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EFECTOS ACUMULATIVOS: MAYOR RIESGO POTENCIAL EN EXPOSICIÓN PRECOZ Y CONSTANTE
«Además, a diferencia de las generaciones anteriores, la mayoría de los niños de hoy en día están expuestos a múltiples fuentes de radiofrecuencias desde una edad temprana y potencialmente incluso desde la fase de desarrollo intrauterino». ANSES, 2016
La exposición comienza cuando es embrión y se prolonga durante muchos años, lo que aumenta considerablemente el riesgo de enfermedades a largo plazo, tales como el cáncer.
Fuentes: Documento base de la campaña institucional chipriota, de la Presidenta del Comité Nacional sobre «Medio ambiente y salud infantil» [ente asesor del gobierno de Chipre, que incluye representantes de los diferentes ministerios/instituciones gubernamentales y departamentos universitarios de salud y educación implicados, así como de la comunidad escolar y de las Sociedades de Pediatría y de Medicina de Chipre]. Ghandi et all (1996, 2012) y Christ et al. (2010). ANSES (2016)
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EL USO PRECOZ Y ABUSIVO DE PANTALLAS AFECTA EN EL DESARROLLO NEUROLÓGICO Y CEREBRAL:
El tiempo de exposición e inicio del uso de pantallas se asocia significativamente a un retraso en el desarrollo cognitivo, del lenguaje y de las habilidades motoras, así como a las alteraciones a nivel socioemocional, académico -peor rendimiento, déficit de atención- y físico (obesidad y hábitos sedentarios -mayor riesgo cardiovascular, diabetes…-, problemas oculares y osteomusculares, alteraciones del sueño, …). Diversos estudios enfatizan en la asociación significativa negativa entre el tiempo de pantalla y el bienestar psicológico en niños y adolescentes (problemas de conducta –conductas adictivas-, inestabilidad emocional, ansiedad, depresión, hiperactividad…).
Mayor vulnerabilidad a la adquisición de conductas adictivas (redes, juegos, apuestas, pornografía, …) y problemáticas vinculadas, como el acoso cibernético:
La OMS incluyó la adicción a los videojuegos como enfermedad mental en 2018 y la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024 estipula estrategias de intervención ante la “presencia importante de conductas adictivas en edades tempranas, relacionadas con el uso de las nuevas TIC”, como presenta el Informe sobre Adicciones comportamentales de 2020 del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones.
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